lunes, 28 de diciembre de 2009

ALAN FURST - LOS ESPIAS DE VARSOVIA

Editorial: Seix Barral
Páginas: 345
Año: 2009

Da igual que uno desprecie a los espías reales, individuos que nunca pueden decir –¡ni tan siquiera a sus familias!- quienes son y que hacen, porque las novelas de Alan Furst, siempre protagonizadas por hombres que voluntaria o involuntariamente se ven en la tesitura de espiar, te van a atrapar sin piedad. Su décima novela es de lo mejor que ha escrito, y eso que lleva ya escritas unas cuantas obras dignas de merecer un lugar en nuestras abarrotadas estanterías.
El protagonista de “Los espías de Varsovia” es Jean-Francois Mercier, el agregado militar -y por tanto espía- de la embajada francesa en la Polonia de la pre guerra de la Segunda Guerra Mundial. Su labor es descubrir los planes y la tácticas de guerra de los tanques alemanes comandados por el general Guderian así como los planos de sus nuevas máquinas de guerra. El éxito de su trabajo le valdrá el ascenso a coronel, pero también la amargura de comprobar que su labor no es tenida en cuenta por el alto mando militar francés.
Y es que las obras de Furst, y esta en particular, no plantean sólo intrigas de espionaje; son, sobre todo, grandes frescos del ambiente político y militar de los años finales de la década de los treinta del siglo pasado. En este caso el autor muestra sin tapujos la querencia notable de los generales franceses por la política de Hitler –no hay que olvidar que el mariscal Petain pactó con el líder nazi- así como la soberbia, no exenta de estupidez, sobre sus defensas militares.
Pero más interesante, si cabe, es la visión que del espionaje muestra Furst en este caso en el papel de los personajes secundarios. Resultan magníficas y esclarecedoras las páginas protagonizadas por el matrimonio judío de espías rusos, o aquellas otras donde aparecen los alemanes, más interesados en el dinero que en la ideología.
Y como siempre, las novelas de este autor americano tienen una bonita historia de amor, en este caso la heroína es Anna Szarbek, abogada parisina de origen polaco que trabaja para la Sociedad de Naciones; y tiene un final feliz, porque los buenos -sea lo que sea que esto quiera decir en estos ambientes- siempre deben ganar en un mundo ya de por si bastante canalla.

0 comentarios: