sábado, 21 de noviembre de 2009

Aparecen 400 nuevas greguerías de Ramón Gómez de la Serna

Es fácil imaginarse a la francesa Laurie-Anne Laget, profesora en la Universidad de la Sorbona-París III, como una especie de Indiana Jones de la literatura que acaba de desenterrar más de 400 greguerías inéditas de Ramón Gómez de la Serna (en la foto), un hallazgo que se puede degustar en Nuevas greguerías, volumen publicado por La Fábrica.
En la década de 1910, Gómez de la Serna (1888-1963) creó un nuevo género literario, concebido inicialmente para la prensa: una frase breve que condensa una definición humorística o poética de la realidad cotidiana y que el propio Ramón –como se le conocía– sintetizó en la fórmula humorismo + metáfora. Ramón escribiría greguerías toda su vida. A pesar de que el escritor bebió de fuentes como Jules Renard, le dio un toque único a las piezas.
La figura de Gómez de la Serna, que se exilió en los primeros años de la Guerra Civil, ha sufrido el ninguneo por parte de escritores y críticos que no le perdonaron sus simpatías franquistas.
El volumen ahora publicado va más allá de la palabra, pues es un diálogo con las fotografías de Chema Madoz (Madrid, 1958), premio nacional de fotografía del año 2000. Las imágenes, cercanas a los poemas visuales de un Joan Brossa, por ejemplo, usan el mismo método que las greguerías: "Mostrar analogías secretas, transformar los objetos, sacarlos de su contexto, sorprendiendo".

Algunas greguerías de Ramón Gómez de la Serna

Los cactus quieren ser las letras capitulares del paisaje.
Se ponía los guantes como una caricia ajena.
Los chinos escriben de arriba abajo porque la palabra comienza en el cielo y acaba en el abismo.
Hay unos árboles buenos que nacen agachados para que se suban los niños en ellos.
Abrió la banana como un libro y se la comió como un erudito.
La sombra nos alarga los pantalones.
Anuncio: "Se vende este chalet con luna propia".
Los demás nos ven como las máquinas fotográficas: al revés.
Pestañeo: mariposeo de los ojos.

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