jueves, 3 de diciembre de 2009

LUISA ETXENIKE – “EL ÁNGULO CIEGO”

Editorial: Bruguera
Páginas: 186
Año: 2009

El miedo. Este es el poder del terrorismo: la creación del miedo. Un terror, a la vez cierto pero también difuso, que paraliza la acción la acción humana; desde la política aq la economía. La forma que toma ese pánico es el silencio; es el pavor a decir lo que hay que decir y donde hay que decir.
Durante muchos años, pero muchos años, los escritores vascos (sobre el mundo del teatro, el cine o las artes plásticas mejor ya ni hablar) han mantenido un clamoroso y expresivo silencio sobre el tema del terrorismo vasco, es decir, sobre la organización terrorista ETA y las consecuencias de sus actos. La razón: compartían o bien el desasosiego de los ciudadanos de bien, o bien compartían los fines y los métodos de la banda.

Felizmente algunos escritores vascos van perdiendo el miedo, comprensible porque ser objetivo de una bala de ETA no es plato de gusto y ellos no dejan de ser ciudadanos como usted o como yo, a narrar lo que durante tanto tiempo ha estado silenciado. Si una de las tareas de la literatura es arrojar luz sobre la oscuridad, esta es una buena ocasión para demostrarlo. Y esto es lo que hace la escritora Luisa Etxenike en su nuevo libro “El ángulo ciego”.
El relato se divide en dos partes que pudieran llamarse respectivamente “el deseo” y la cruda realidad”. La historia es sencilla: la reacción moral, política, que suscita en un joven el asesinato de su padre a manos de ETA. En la primera parte, se relata lo que habría que hacer; el enfrentarse a los verdugos, el demostrarles aquello que son y que, interesadamente no quieren ver ni oír. En la segunda se cuenta lo que hay; el miedo, la cobardía, la huida, la negación de las futuras víctimas. Pero también, y ello se ve reflejado en la figura de la madre, la necesidad de dar la cara, de hacer visible al asesinado (los llamado “nacionalistas democráticos” suelen encargarse de ocultar a las víctimas, a los asesinados, y una de las formas es equiparándolos con los muertos de ETA). Hay que levantarse y luchar contra la tiranía, el terror y el genocidio. Porque nos jugamos el ser lo que somos.
Si quieren conocer el lado humano, de resistencia por parte de los inmolados en aras de una identidad ficticia, este libro, que se lee con mucha facilidad, puede ser un buen comienzo. Y si ya saben de ello les servirá como adecuado recordatorio.

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