viernes, 11 de diciembre de 2009

ARTO PAASILINNA - LA DULCE ENVENENADORA

Editorial: Anagrama
Año: 2008
Páginas: 197

Después de leer este corto libro he de confesar que soy meridional, muy meridional, pues, no he sido soy capaz de reírme ni encontrar ningún interés en este autor, uno de los más celebrados en su país, y en general en el Norte de Europa. O sea, que el humor de la Europa septentrional no es capaz de arrancarme una sonrisa.
No es que no sea capaz de captar (aunque pueda que sí) la construcción de la situación humorística, ni los comentarios sarcásticos e irónicos del autor, ni todo aquello que lleva a crear una situación para arrancar una (son)risa al lector, pero, para mi desgracia, todo eso me dejaba frío como un témpano de hielo.
Desde mi humilde modo de ver, es en el inicio donde está el error (y el horror) de este relato: maldita la gracia que tiene el que una anciana-la coronela Línea Ravaska- sea maltratada por tres delincuentes, entre ellos una especia de sobrino lejano. Y a partir de ahí hay que ser un genio para remontar y ser capaz de llevar una risa al sufrido lector, pues da igual que la anciana fabrique un veneno y que, sin querer, porque siempre es sin querer, acabe llevándose al otro barrio a quienes le agredieron.
Pero lo dicho, los del norte son rubios, altos, con una nivel de vida envidiable, trabajadores, serios y calvinistas; y los del sur somos morenos, bajos (aunque cada nueva generación va aumentando un poco la estatura), el nivel de vida que tenemos no lo quieren ni en las islas Fidji, vagos y maleantes, juerguista, cejijuntos, noctívagos y judeocristianos, y claro así no hay quien se entienda, y como el humor es algo muy serio, pues resulta que este libro no nos he divertido ni poco ni mucho.

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