DANIEL SADA -CASI NUNCA
Editorial: AnagramaPáginas:384
Año: 2008
Resulta complicado, y mucho, hacer la reseña de un libro que ha ganado un premio, sea el que sea. Esta complicación aumenta cuando el libro premiado ha sido merecedor de un galardón tan prestigioso como el Premio Herralde Novela de la editorial Anagrama.
La cuestión es que si se valora de una manera negativa –pues si se habla bien no hay mayor problema, salvo que algún enemigo de la editorial califique al autor de la crónica de pesebrista… -
el comentarista
puede pasar por un ignorante cabal, incapaz de apreciar las bondades que encierra la novela. Pero he de confesar que a mi no me ha atrapado la obra. Me ha costado dios y ayuda llegar al final y más de una vez he estado tentado de dejarla. Si no lo he hecho ha sido porque quería adivinar que había encontrado los miembros del jurado para conceder a “Casi nunca” este galardón.
Es cierto que Daniel Sada despliega a lo largo de la novela un conocimiento del lenguaje que se habla en México, tanto culto como popular, apabullante, y que la mezcla que produce puede resultar a ratos atractiva, pero en su conjunto eso dificulta la fluidez de la narración. Y ese es el problema, que se nota demasiado el esqueleto sobre el que se construye la novela.
Para entendernos: a los cinéfilos de pro les puede encantar Rohmer o Tarkovski o el cine búlgaro de los años sesenta; pero para el común de los mortales ese cine es un coñazo que no hay quien lo aguante (bueno si,… pero es que en la viña del Señor hay de todo). Pues aquí algo similar: Sada es para otros autores, para trabajadores y estudiosos del lenguaje, pero no es para el lector medio (caso de que exista algo así).
Y es una pena, porque la andanzas amoroso/sexuales/sentimentales de ese larguirucho agrónomo llamado Demetrio Sordo podían haber dado para más.
Quede claro que esta no es una mala novela: imposible con el premio que le han concedido; sólo que es una novela para minorías selectas.
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